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viernes, 12 de octubre de 2012

Fondo del lago



En un pueblo cuyo nombre no recuerdo la gente estaba feliz y tranquila siempre y cuando no se acercaran al lago maldito. ¿Qué era esto? Contaba una leyenda en el pueblo que una vez existió allí una niña llamada Tatiana con una extraña particularidad: tenía un ojo normal y otro ojo blanco, totalmente blanco. Verle ese ojo era tan extraño que a algunas personas les daba miedo. Incluso creían que ella estaba maldita. Sin embargo, ella era muy bondadosa y simpática, aunque no se la veía frecuentar con muchos amigos porque ese defecto en su ojo izquierdo hacía que los niños se le alejaran. Los mas maliciosos le hacían bromas, algunas muy pesadas; pero ella, ajena a enojarse o estar triste, se dedicaba a escribir canciones y a caminar en las orillas del lago, sintiendo el sol en su piel y disfrutando de la calida brisa. Pero un día varios de esos niños supo que lo que más le gustaba a ella era estar en ese lago y entonces decidió hacerle una gran broma: hacerle creer que allí existía un monstruo. Con varios cómplices, preparó un traje de monstruo y espero a que este oscureciendo para sorprender a Tatiana. Pero la mala suerte fue tal, que cuando el niño disfrazado de monstruo se presentó frente a sus ojos, ella lo único que pudo hacer fue tirarse al lago. No sabia nadar, nadie jamás le había enseñado. Los niños, asustados por el hecho de que aquella niña con ese ojo tan extraño pudiera hacerle una brujería, no la ayudaron y ella, después de intentar salvarse, murió ahogada. Lo último que dijo antes de hundirse totalmente fue:
-¡Ayúdenme! Soy Tatiana-
Pasó el tiempo y un día, cuando uno de los niños que la cargaban se metió al lago un día y jugando a ser ella mencionó: ¡Ayúdenme! Soy Tatiana, el lago se volvió frío y el cielo oscuro. Por la noche su madre que le leía un cuento vio como de repente pasos de pies mojados aparecieron por toda la habitación y también vio como segundos después el niño era arrastrado hasta el fondo del lago, desapareciendo. Tiempo después encontraron el cadáver del niño, sin su ojo izquierdo. Es por eso que ningún habitante de ese pueblo atrevía a acercarse al lago.
Cuando Lucas oyó esta historia no pudo evitar reírse.
-No pueden creer en estos cuentos para niños- decía. A su amigo, Gastón, no le causaba ninguna gracia esa historia.
-Te propongo algo. Te apuesto todos mis ahorros a que voy al lago, digo “Ayúdenme, soy Tatiana y nada va a pasar- propuso Lucas. Gastón no quería saber nada, sin embargo, era codicioso y sabía que Lucas tenía grandes ahorros producto de todos los domingos de su madre.
-Listo, hoy a la tarde-
Ese mismo tarde Lucas entró al agua y gritó “¡Ayúdenme! ¡Soy Tatiana!” con todas sus fuerzas y más de cinco veces, como si realmente él fuera el que se estuviera ahogando. Lo dijo con tanto énfasis y seguridad, que Gastón quedó muy atemorizado. Esa misma noche y en la siguiente no sucedió nada y Gastón tuvo que aceptar ante su amigo que era un tonto al creer esa fantasía. Sin embargo, en la tercera noche empezaron las cosas raras.
Lucas dormía tranquilamente cuando sintió algo mojado en su cama. Prendió la luz y encontró huellas de pies mojados en su habitación y un lado de la cama estaba mojado. En un momento sintió pánico, pensando en que Tatiana lo había ido a buscar, pero luego reaccionó y se convenció que esa fue una broma de su hermano. Se hizo el tonto y volvió a dormir. Dos días después, mientras se bañaba, sintió mucha comezón en su pierna. Cuando se agachó para rascarse, vio algo que lo paralizó. Por la rejilla salía una mano descompuesta y muerta que le agarraba el pie. Pero esto fue poco: esa mano descompuesta y muerta comenzó a jalarlo y lo hizo tropezar. Lucas comenzó a forcejear con tanta fuerza que en un momento la mano se desprendió y el brazo desapareció. La mano quedó sujeta en el pie de Lucas. Esto fue demasiado para él; salió corriendo del baño lo más rápido que pudo para buscar ayuda. Pero cuando explicó lo sucedido nadie le creyó. Intentó demostrar su historia mostrando la mano muerta, pero había desaparecido.
<<Habrá sido mi imaginación>> pensó. Esa noche no pudo dormir, porque estaba muy preocupado por su alma. Lamentó mucho haberse burlado de la historia y en ese momento no pensaba en otra cosa más que en cómo haría para salvarse de ser arrastrado al fondo del lago.
Al otro día comentó su problema desesperado a Gastón, pero este, que ya había dejado de creer en esa historia, se burló de él como día antes Lucas mismo lo había hecho. Con mucho miedo, Lucas preguntaba por doquier quien podía ayudarlo, pero la gente supersticiosa no quería meterse con la niña del lago y no hicieron nada.
Por la noche, Lucas no podía dormir. Con miedo y con los ojos abiertos, pensaba que la niña lo vendría a buscar en cualquier momento. No paraba de sentir en su habitación pasos mojados de algo, y por más que a cada rato prendía la luz, no hallaba nada. Intentaba calmarse diciéndose que todo era su maldita imaginación, pero además de pasos, comenzó a oír lamentos y voces de una niña que pedía ayuda. Esto lo alteró completamente. Al otro día, se acercó al lago con la intención de ver como podía hacer para deshacer lo que hizo, pero en vez de eso se encontró con una sorpresa mayor: cuando se acercó al lago sintió una respiración detrás suyo. Cuando se dio vuelta rápidamente encontró a una niña. La niña tenía deformaciones en la cara, estaba descompuesta y estaba pálida. Su olor era nauseabundo. Le faltaba una mano y cuando Lucas miró su pie, nuevamente la mano cortada estaba allí, tomándolo firmemente. Lucas le miró la cara nuevamente y ahí encontró la prueba que necesitaba: los ojos de la niña, un negro y el otro blanco. Quiso gritar y salir corriendo, pero la niña lo empujó con su única mano al lago tan fuertemente que cayó al agua varios metros lejos de la tierra. Lucas sabía nadar y pudo salir del agua rápidamente, pero con un terror que le heló la sangre. Ya no había presencia de ninguna niña, pero el la recordaba como si la viera en ese momento. Su final estaba cerca.
Llegó a su casa totalmente asustado y mojado. Su madre le preguntó que había pasado, pero él no supo que decir y se fue a su cuarto sin contestar. Por la noche no pudo dormir pensando en esa horrible criatura del más allá. Estuvo con la luz encendida todo el tiempo, hasta que de repente se apagó. Gritó a su madre para que le dijera que había pasado, pero nadie escuchó. En el medio de la oscuridad, vio la luz que era reflejada en la ventana. Había algo más allí. Se podía ver claramente la silueta de una niña. Se dio vuelta y sintió nuevamente el olor nauseabundo que sintió el mismo día en el lago. Le suplicó a la niña por su vida, pero la niña no lo escuchó y lo tomó de los pies.
Lucas desapareció por más de tres semanas. Un día Gastón contó la historia a las autoridades y dedujo que tal vez estaba en el fondo del lago. Lo buscaron durante todo un día hasta que encontraron su cadáver. Para la sorpresa de todos, aunque su descomposición estaba avanzada, aun se le podían ver los ojos. Uno, el izquierdo, había desaparecido.
Muchos años después una vecina confesó haber visto la noche de la desaparición a una niña arrastrando a un chico que parecía pedir ayuda, aunque muy débilmente. Gastón jamás volvió a hablar del tema y se mostraba escéptico; pero en el fondo siempre supo que su amigo desapareció porque Tatiana se lo llevó al mundo de los muertos.

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